
En el marco de las primeras 24 horas del proceso electoral en Veracruz, se registran actos de violencia alarmantes, destacando el secuestro de Uziel Cristóbal Toto, un operador político del partido Morena, ocurrido en Jáltipan. La mañana del 30 de abril de 2025, varios sujetos armados irrumpieron en su domicilio ubicado en la colonia San Cristóbal, disparando al aire y llevándoselo con rumbo desconocido. Hasta ahora, no se tiene información oficial sobre su paradero.
Ese mismo día, en Paso de Ovejas, el secretario del Ayuntamiento, Ángel Federico Mota Ramírez, sufre un atentado a balazos mientras circula por la carretera Veracruz-Xalapa. Dos individuos en motocicleta lo interceptan y disparan contra su vehículo. A pesar de las balas, Mota Ramírez logra escapar y es trasladado a un hospital donde su estado es reportado como estable. Este ataque ha generado indignación, señalando al gobierno estatal por el incremento de la violencia durante el proceso electoral.
La más grave de las manifestaciones de violencia se da en Cazones, donde un enfrentamiento armado deja un saldo de cinco muertos, incluido un oficial de policía. Este suceso, que ocurre también el 30 de abril de 2025, se reporta en la comunidad de Cruz Blanca, donde se escuchan disparos desde la madrugada. La situación refleja un clima de total descontrol y riesgo para la población en un periodo que debería estar dedicado a la democracia.
Por si fuera poco, también se actualiza la situación del asesinato del candidato de Morena a la presidencia municipal de Coxquihui, Germán Anuar Valencia. La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, anuncia que ya se tienen identificadas a las personas responsables, pero la falta de denuncias formales previas pone en evidencia la ineficiencia de las autoridades en prever y prevenir estos crímenes. La seguridad durante el proceso electoral parece ser un tema olvidado por el gobierno, lo que pone en riesgo la integridad de quienes participan en la elección.
La violencia actual no solo pone en duda la seguridad de los candidatos y funcionarios, sino que también empaña el proceso democrático en Veracruz, donde los ciudadanos merecen participar sin miedo y en condiciones de paz, un anhelo que parece quedar muy lejos ante un panorama tan desolador.
La falta de acción y la negligencia de las autoridades debe ser denunciada y no puede quedar impune, es hora de exigir a las instancias pertinentes que garanticen la seguridad de todos los involucrados en este proceso electoral, antes que sea demasiado tarde.